Mi catolicismo

El Sagrado Corazón de Jesús


La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús se celebra el viernes siguiente a la culminación de la semana del Corpus Christi. Es decir, 19 días después del domingo de Pentecostés.

La devoción se inició en Francia en el siglo XVII. Su propulsora fue Marguerite-Marie Alacoque (1647-90), monja que perteneció a la Orden de la Visitación de Santa María (la cual se fundó en 1610).


Historia

Marguerite-Marie experimentó apariciones a lo largo de su vida. Aún antes de pasar al monasterio, decía haber sido interpelada por Jesús en una serie de visiones.

En los 1670s, siendo monja, sufrió dos extraordinarias experiencias en que el concepto y la imagen del sagrado corazón le fueron revelados. Según cuenta, en 1675, en una aparición, Jesús le dijo: 

"Contempla este corazón que amó tanto a los hombres y que en respuesta recibe nada más que ingratitud"

En su visión, el corazón de Jesús estaba herido por la lanza de Longino, la corona de espinas, la cruz de su pasión, y ardía rodeado por un aura de llamas.

Tras la experiencia mística, Marguerite-Marie propulsó la devoción. Se interesó sobre todo en la representación de su visión divina. Es decir, en la creación de una iconografía.


El corazón emblema

La devoción al sagrado corazón fue en su primer siglo de existencia un llamado a la penitencia y al autocastigo como formas de acompañar en el dolor a Jesús. Marguerite-Marie difundió el culto como forma material de retribución al sacrificio por nosotros de Jesús.

En los inicios, la iconografía del sagrado corazón de Jesús consistió en un símbolo. En litografías de circulación extensa, el símbolo del corazón, acompañado de los elementos de la pasión, fue objeto de la devoción y el culto.

Sin embargo, después de la muerte de Marguerite-Marie, por la penitencia y el autoflagelo asociados a la devoción, la iconografía realista del corazón se impuso paulatinamente. Se privilegió un verdadero corazón, con venas y arterias, en que sobresalía, con realismo médico, la última herida del sacrificio de Jesús (es decir, el corte por espada).

Dos corazones emblemas de los devotos de la Nueva España (siglo XVIII).

El de la izquierda está en gracia y el de la derecha está en pecado.

El corazón realista

El corazón realista se prefiere ante el corazón simbólico por transmitir más dramáticamente la dimensión del sacrificio por la humanidad de Jesús. Su realismo inspira una mayor catársis en lienzos en los que aparece como metonimia del mismo mesías.

Sin embargo, presenta un riesgo: el no-establecimiento de la metonimia, es decir, ser venerado por quienes no lo asocian con su portador. Asimismo, su representación con excesivo realismo puede llevar a olvidar su naturaleza divina.

José de Páez, el gran pintor novohispano, nos legó deslumbrantes representaciones realistas del sagrado corazón de Jesús. Por ejemplo, el corazón adorado por querubines o adorado por los santos Ignacio de Loyola y Luis Gonzaga

Los sagrados corazones realistas que pintó José de Páez en la Nueva España

El corazón ofrecido por Jesús

Hacia fines del siglo XVIII, la iconografía del sagrado corazón continuó su evolución. Debido a críticas sobre su naturalismo y separación de la figura de Jesús, pasó a representarse en manos de éste en el acto de ofrecérselo al espectador.

Un lienzo del pintor italiano Pompeo Batoni es el más representativo de este cambio: en el Sacro Cuore di Gesú (1767), el Mesías parece explicar al espectador cómo fue que entregó (e infinitamente entrega) su corazón.

Sacro Cuore di Gesú de Pompeo Batoni

A nueva iconografía, nueva significación

El carácter ascético y de autocastigo de la devoción al sagrado corazón progresivamente desapareció en favor de la celebración del amor sempiterno hacia nosotros de Jesús. Es más, tras la fundación de la Orden de las Hijas del Sagrado Corazón por Sophie Barat (1779-1865) en Francia (orden dedicada a la educación de los niños), el culto adquirió la dimensión de entrega y servicio en favor de otros a imitación de Jesús.

La iconografía cambió aún una vez más, pues en imágenes de circulación popular, Jesús era representado descubriendo su corazón en su pecho antes que entregándolo en su mano. 

La imagen que yo tengo en casa sigue este arquetipo. En él, la devoción ya no se centra en el corazón visceral de quien se sacrificó por nosotros sino en el sensible corazón de quien, a pesar de nuestros pecados, con magnanimidad nos ama.

Así, el corazón no es más índice del espantoso sufrimiento de Cristo. Es ahora símbolo de un amor íntimo y seguro. 

Por último, la asociación del culto al sagrado corazón con la entrega hacia los niños hoy está institucionalizada y materializada en el gran número de colegios para niños pobres o huérfanos que llevan este nombre.


El pequeño cuadro que poseo del
Sagrado Corazón de Jesús

Un impresionante cuadro del Sagrado Corazón

del Monasterio de Santa Teresa en Cuzco

Es la representación más visceral que conozco

Por André Ramos Chacón 

Viernes 7 de junio de 2024